FEVERED FLESH The moment I stepped into @alexitops' apartme..

FEVERED FLESH

The moment I stepped into @alexitops' apartment, I was met by a towering figure of raw masculinity. Alex was a sight to behold—tall, big, and muscled to perfection. His beauty and sheer physical presence were intimidating, leaving me feeling small and insignificant. Guys like him were out of my league, or so I thought until he led me to his bedroom and casually instructed me to strip while he took a quick shower.

The anticipation of what was to come had my heart racing and my body aching with desire. I knew that soon, my hole would be stretched and filled to the brink by this Adonis. As I stood there on my jockstraps, waiting, my mind raced with thoughts of the impending ecstasy and pain.

His shower was quick, a testament to his eagerness. He emerged, water still glistening on his chiseled body, and jumped onto the bed, already rock hard. His dick stood proudly, demanding attention. Without hesitation, I crawled over and began to worship his cock like it was the last on earth, taking him deep into my throat. The feeling of submission washed over me, and all I could think about was giving him pleasure.

"Fuck, you're good at this," he groaned, his hand gripping my hair as he thrust deeper. I gagged and drooled, my throat stretched around his girth. The sheer dominance in his eyes made me shiver with a mix of fear and excitement. I was his, completely and utterly, ready to be used however he saw fit.

He didn't waste time. With a swift motion, he flipped me onto my back and spread my legs wide. His fingers probed my entrance, teasing and preparing me. I gasped and writhed, already lost in a haze of lust. The moment he pushed inside me, I screamed in a mix of pain and pleasure. He was huge, and my hole stretched to accommodate him.

"Take it all, slut," he growled, his voice dripping with authority. He moved me like a ragdoll, lifting my legs onto his shoulders and pounding into me with a brutal fierceness. The bed creaked under the force of his thrusts, and I could feel every inch of him deep inside me.

My body was on fire. His grip on my hips was bruising, and I loved it. I needed it. I craved the way he used me, bending me to his will. There were no limits, no boundaries. I was his plaything, and he knew it.

He leaned down, his lips brushing against my ear. "You're mine," he whispered, his breath hot against my skin. The declaration sent a jolt of arousal through me, and I could feel my own cock leaking pre-cum. The fevered flesh of our bodies moved in perfect harmony, a symphony of primal desire.

The way he claimed me so completely, was enough to push me over the edge. He continued to fuck me relentlessly, his own climax building.

Finally, with a guttural moan, he emptied himself covering me with his hot seed. The warmth of his cum was the final touch, a mark of his dominance that made me cum as well.

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CARNE FERVIENTE

El momento en que puse pie en el apartamento de @alexitops, me encontré con una figura imponente de pura masculinidad. Alex era un espectáculo para la vista: alto, grande y musculoso a la perfección. Su belleza y su presencia física me intimidaban, haciéndome sentir pequeño e insignificante. Los tíos como él estaban fuera de mi liga, o eso pensaba hasta que me llevó a su dormitorio y, con toda tranquilidad, me ordenó que me desnudara mientras él se daba una ducha rápida.

La anticipación de lo que estaba por venir hacía que mi corazón latiera a mil y mi cuerpo ardiera de deseo. Sabía que pronto, mi culo sería abierto y rellenado hasta el borde por este Adonis. Mientras esperaba en mis suspensorios, mi mente volaba con pensamientos de la inminente éxtasis y dolor.

Su ducha fue rápida, una muestra de su ansia. Salió con el cuerpo aún reluciente de agua y se tiró en la cama, ya duro como una roca. Su polla se alzaba orgullosa, exigiendo atención. Sin dudarlo, me arrastré hacia él y comencé a adorar su verga como si fuera la última en la tierra, tragándomela hasta el fondo. La sensación de sumisión me invadió, y todo lo que podía pensar era en darle placer.

"Joder, eres bueno en esto," gimió, su mano agarrando mi pelo mientras empujaba más profundo. Me atragantaba y babeaba. La pura dominancia en sus ojos me hizo temblar con una mezcla de miedo y excitación. Era suyo, completamente y sin reservas, listo para ser usado como él quisiera.

No perdió el tiempo. Con un movimiento rápido, me volteó sobre mi espalda y me abrió las piernas de par en par. Sus dedos exploraron mi entrada, provocándome y preparándome. Gemí y me retorcí, ya perdido en una nube de lujuria. En el momento en que me empujó dentro, grité en una mezcla de dolor y placer. Era enorme, y mi agujero se dilató para acomodarlo.

"Tómalo toda, puta," gruñó. Me movió como una muñeca de trapo, levantando mis piernas sobre sus hombros y follándome con una ferocidad brutal. La cama crujía bajo la fuerza de sus embestidas, y podía sentir cada centímetro de él dentro de mí.

Mi cuerpo estaba en llamas. Su agarre en mis caderas era doloroso, y me encantaba. Lo necesitaba. Ansiaba la forma en que me usaba, doblándome a su voluntad. No había límites, ni fronteras. Era su juguete, y él lo sabía.

Se inclinó, sus labios rozando mi oreja. "Eres mi putita," susurró, su aliento caliente contra mi piel. Esa declaración envió una descarga de excitación a través de mí, y podía sentir mi propia polla goteando pre-semen. La carne febril de nuestros cuerpos se movía en perfecta armonía, una sinfonía de deseo primitivo.

La forma en que me reclamaba tan completamente, fue suficiente para llevarme a punto de correrme. Continuó follándome sin descanso, hasta estar a punto el también.

Finalmente, con un gemido gutural, se vació cubriéndome con su leche caliente. El calor de su semen fue el toque final, una marca de su dominancia que me hizo correr también.