SOLID CONNECTION 2 You know I have one rule: DO NOT REPEAT ..

SOLID CONNECTION 2

You know I have one rule: DO NOT REPEAT DICK! But sometimes, a man comes along who's more than just a dick—he's an experience, an addiction. That’s @HoscoXXX. I first met him during one of his visits to the city, when I was freshly divorced and craving something to ignite my senses. That first kiss? It wasn’t just lips on lips; it was a surge of electricity that resurrected my broken self-esteem. I was craving more, and damn, he delivered. I let him take control, his cock filling me in ways that made me forget every ounce of pain from my past.

Months passed, and he was back in town. He hit me up, and I could've stuck to my rule, could've just ghosted him like the rest. But something about him had me craving more. His passion is unmatched; he kissed me like he was starving, like my lips were the only thing that could satisfy his hunger. That thick, juicy cock of his slid inside me like it was made to fit, stretching me out just right, hitting every spot that makes me weak.

The second round was even better. We knew each other’s bodies now, knew exactly how to push each other to the edge. We didn’t just fuck; we devoured each other. Hours on my sofa, our bodies colliding in a frenzy of lust, his cock pounding into me until I was breathless, moaning like I’d never been fucked before. By the end, I wasn’t just satisfied—I felt like we’d shared something real, something intense. It wasn’t just about pleasure; it was about two people completely lost in each other.

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CONEXIÓN SÓLIDA 2

Sabes que tengo una regla: ¡NO REPITO PITO! Pero a veces aparece un hombre que es más que un pito: es una experiencia, una adicción. Ese es @HoscoXXX. Lo conocí por primera vez durante una de sus visitas a la ciudad, cuando yo estaba recién divorciado y ansiaba algo que despertara mis sentidos. Ese primer beso? No fueron sólo labios contra labios; Fue una oleada de electricidad que resucitó mi autoestima rota. Estaba deseando más, y maldita sea, él cumplió. Le dejé tomar el control, su polla me llenó de una manera que me hizo olvidar cada gramo de dolor de mi pasado.

Pasaron los meses y él estaba de regreso en la ciudad. Me mandó un mensaje y podría haber seguido mi regla, podría haberlo ghosteado como el resto. Pero algo en él me hizo desear más. Su pasión es incomparable; me besó como si estuviera hambriento, como si mis labios fueran lo único que podía satisfacer su hambre. Esa polla gruesa y jugosa se deslizó dentro de mí como si estuviera hecha para encajar, abriendome a la perfección, alcanzando cada punto que me debilita.

La segunda ronda fue aún mejor. Ahora conocíamos el cuerpo del otro, sabíamos exactamente cómo llevarnos al límite. No sólo follamos; nos devoramos uno a otro. Horas en mi sofá, nuestros cuerpos chocando en un frenesí de lujuria, su polla entrando y saliendo hasta dejarme sin aliento, gimiendo como nunca antes me habían follado. Al final, no sólo estaba satisfecho: sentí que habíamos compartido algo real, algo intenso. No se trataba sólo de placer; Se trataba de dos personas completamente perdidas la una en la otra.